Tríada de la atleta femenina: ¿cómo afecta a las deportistas?
Índice
¿Qué es la tríada de la atleta femenina?
Factores de riesgo en la tríada de la atleta femenina
Trastornos de la conducta alimentaria (TCA)
TCA más comunes en la tríada de la atleta femenina
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¿Alguna vez has escuchado de la tríada de la atleta femenina? Apenas en 1992 fue planteada por primera vez, por lo que es relativamente reciente. Sin embargo, es un problema al que cualquier mujer atleta puede estar expuesta. Si bien es cierto que el deporte tiene grandes factores positivos para la salud, tanto física como mental, a nivel competitivo se puede encontrar la otra cara de la moneda. Hay evidencia científica que plantea que, en algunas circunstancias, la imagen corporal “sana” de algunas atletas femeninas puede verse afectada debido a las presiones que conlleva su disciplina deportiva.
La presión por ser #1
En algunos deportes existen ciertos estándares y estereotipos a cubrir, en cuanto a peso, estructura muscular, desgaste físico, entre otros. Estos en ocasiones pueden potenciar el desarrollo de trastornos de la conducta alimentaria y como consecuencia otros problemas en la salud de la atleta.
Es tanto el compromiso que tienen las atletas a nivel competitivo por ser las mejores y ganar medallas, que son presionadas a cumplir con ciertos estándares. Buscan a como dé lugar la culminación de dichos objetivos, dejando de lado algunos factores sumamente importantes en el desarrollo de un atleta (como lo son la alimentación, los periodos de descanso, etc.). Como consecuencia, se puede provocar el desarrollo de trastornos de la conducta alimentaria, incluso la muerte.
¿Qué es la tríada de la atleta femenina?
Como se ha planteado en otros artículos, el deporte y el ejercicio son parte de un estilo de vida balanceado y saludable. Sin embargo, para algunas mujeres —especialmente atletas a nivel competitivo— sucede que no logran encontrar el balance de las necesidades de su cuerpo y las de su deporte. Esto trae grandes consecuencias, entre ellas la “tríada de la atleta femenina”. Prácticamente cualquier mujer deportista puede estar en riesgo de sufrir alguno de los componentes de la tríada.
La tríada de la atleta femenina es la combinación de tres condiciones:
- – Deficiencia de energía causada por hábitos alimenticios no saludables o ejercicio excesivo.
- – Amenorrea (ausencia de la menstruación o ciclos menstruales muy irregulares).
- – Osteoporosis (debilitamiento de los huesos debido a una pérdida de densidad y una formación ósea incorrecta).
Una atleta puede tener una, dos o tres partes de la tríada.
Por ejemplo, cuando la ingesta energética de una atleta es inadecuada para cubrir el gasto energético, el ciclo reproductivo puede verse afectado y, posteriormente, la salud ósea. Algunas atletas pueden responder a la presión para alcanzar niveles de grasa corporal o peso poco realistas, con una dieta excesiva (anorexia o bulimia nerviosas) y/o ejercicio excesivo (dismorfia muscular). Esto genera un impacto tan grande que se ve afectado su desempeño deportivo, su salud física y mental y sus relaciones interpersonales (con sus padres, entrenadores y personas involucradas en su desarrollo como atleta).
La tríada gana visibilidad
En 2010 el Comité Olímpico Internacional creó una campaña llamada, “Hungry for Gold”. A través de videos educacionales, abordaron diferentes disciplinas con las vivencias de atletas de dichos deportes y cómo sobrevivieron a la tríada. Esto con el objetivo de concientizar a atletas, entrenadores, padres, entre otras personas involucradas, informándoles acerca de la tríada de la atleta femenina y cómo se relaciona con implicaciones de la salud.
Factores de riesgo en la tríada de la atleta femenina
Potencialmente cualquier mujer que practique deporte está en riesgo de desarrollar algún componente de la tríada. Sin embargo, existen algunos factores que se pueden vincular a la aparición de un TCA en la práctica deportiva que pueden conducir al desarrollo de la misma, mencionados en el artículo de Pablo López (2011).
- – Personalidad del deportista.
- – Insatisfacción corporal debida a las presiones a las que están sometidas en cuanto a la alimentación y/o al peso por motivos de rendimiento deportivo.
- – Especialización deportiva precoz.
- – Existencia de deportes y modalidades de riesgo (como se mencionan a continuación).
– Deportes:
– Donde se otorga un puntaje subjetivo al rendimiento (danza, patinaje artístico, clavadismo, gimnasia, aeróbicos).
– De resistencia en los cuales se resalta el peso corporal bajo (carreras de larga distancia, ciclismo, esquí campo a través).
– En los que se requiera para la competencia de ropa que revele la silueta. (Voleibol, natación, clavadismo, carreras campo a través, esquí campo a través o de pista, porristas, etc.).
– En donde se utilicen categorías de peso para la participación (carreras de caballos, algunas artes marciales, lucha libre, remo).
– En los que se resalta la condición del cuerpo pre-púber para el éxito en el rendimiento (patinaje artístico, gimnasia, clavadismo).
- – Aumento del volumen de actividad física acompañado de restricciones alimentarias.
- – Utilización habitual de otros métodos poco saludables para la pérdida de peso como:
- — Métodos térmicos: saunas, vestimentas de plástico
- — Toma de laxantes y diuréticos
- — Vómitos provocados y autoinducidos
- — Ayuno prolongado
- — Restricción de fluidos
- — Píldoras adelgazantes
- — Ejercicio físico excesivo y/o extenuante
- – Acontecimientos traumáticos para el deportista.
- – Comentarios despectivos.
La fisiopatología
El síndrome comienza con una baja disponibilidad de energía, que muchas veces está relacionada con trastornos de la conducta alimentaria. Con la deficiencia de energía prolongada, se altera el eje gonadotropo de la mujer provocando trastornos menstruales e hipoestrogenismo. Al haber una ausencia de estrógenos, déficit de vitaminas, minerales y energía se produce una disminución de la densidad mineral ósea y la osteoporosis y por lo tanto el riesgo a fracturas por estrés aumenta.
Signos y síntomas
- – Fatiga
- – Anemia
- – Depresión
- – Fracturas por estrés
- – Disminución de la capacidad para concentrarse
- – Intolerancia al frío
- – Hipotermia
- – Aumento de las glándulas parótidas
- – Dolor de garganta
- – Signo de Russell
- – Erosión del esmalte dental o la frecuencia de los vómitos (si existe un TCA)
- – Distensión abdominal
- – Estreñimiento
- – Piel seca
- – Edema en cara y extremidades
- – Mareo
- – Bradicardia
- – Hipotensión
- – Dolor de pecho
- – Lanugo
- – Entre otros
Trastornos de la conducta alimentaria (TCA)
Son trastornos psicológicos graves que implican alteraciones de la conducta alimentaria. La persona que lo padece muestra fuerte preocupación en relación con el peso, imagen corporal y la alimentación. Para definir los trastornos alimentarios nos basaremos en el DSM V, que es la versión más nueva del Manual de Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales.
Actualmente se conceptualizan los TCA como multideterminados. Esto implica que existen factores predisponentes, factores desencadenantes y factores de mantenimiento. Estos tres factores se combinan entre sí y de su interacción surgen los TCA. Esta combinación depende de cada paciente, por lo que es necesario explorar con cada uno cómo es que llegó a armar su TCA y qué es lo que lo mantiene.
Factores de los TCA
Se entiende por factores predisponentes los siguientes:
- – Factores socioculturales (cultura de la delgadez, ideal de belleza, etc.)
- – Individuales (autoestima baja, autoexigencia, perfeccionismo, autocontrol, etc.)
- – Biológicos (herencia, peso.)
- – Estresores (abuso sexual infantil, divorcio parental, accidente, mudanza, etc.)
- – Dietas/prácticas de control de peso.
- – Situaciones típicas del ciclo vital (pérdida de abuelos, salida, fiestas, etc.)
Una vez que se manifiesta el TCA, el principal factor de mantenimiento es el circuito que se genera entre restricción-atracón-vómito. Otros factores son:
- – Rasgos de personalidad.
- – Consecuencias físicas y anímicas
- – Dificultades en el manejo de conflicto
- – Red de apoyo
- – Prácticas de control de peso.
TCA más comunes en la tríada de la atleta femenina
Existen varias clasificaciones, pero a continuación se mencionarán algunos de los TCAs más comunes en la tríada de la atleta femenina.
Se suele asociar la anorexia con el “no comer” y la bulimia con vomitar, pero es importante comprender que NO es así. La diferencia principal está en el peso corporal y en el perfil de personalidad.
Anorexia nerviosa
Se caracteriza por una restricción de la ingesta energética en relación con las necesidades que conduce a un peso corporal significativamente bajo con relación a la edad, sexo, etapa de desarrollo y salud física. Miedo intenso a ganar peso o a engordar o comportamiento persistente que interfiere en el aumento de peso, incluso con un peso significativamente bajo. Alteración en la forma en que uno mismo percibe su propio peso o constitución, falta persistente de reconocimiento de la gravedad de su peso corporal actual, etc.
Hay dos tipos de anorexia nerviosa:
- – Restrictivo: En los últimos tres meses, el individuo no ha tenido episodios recurrentes de atracones o purgas (vómito, diuréticos, etc.)
- – Purgativo: En los últimos tres meses, ha tenido episodios recurrentes de atracones o purgas.
Bulimia nerviosa
Episodios recurrentes de atracones (ingesta de una cantidad grande de alimentos durante un periodo de tiempo y la sensación de falta de control sobre lo que se ingiere en ese momento). Comportamientos compensatorios inapropiados recurrentes para evitar el aumento de peso (vómito autoprovocado, uso de laxantes, ayuno o ejercicio excesivo).
Los atracones y conductas compensatorias se producen al menos una vez a la semana durante tres meses. Generalmente los pacientes tienen un peso normal o sobrepeso, su autoestima suele estar muy relacionada con la figura y refieren miedo intenso a aumentar de peso y deseos a adelgazar. El ciclo es: el paciente se restringe, la restricción conduce a un episodio de atracón, esto genera culpa y esta culpa conduce a conductas compensatorias.
Trastorno por atracones
Episodios recurrentes de atracones. Los episodios de atracón se caracterizan por: ingesta en un periodo determinado de una gran cantidad de alimento superior a la que la mayoría de las personas ingerirían en un periodo similar y la sensación de falta de control sobre lo que se ingiere durante el episodio.
Los episodios de atracón se asocian a dos o más de los siguientes hechos.
Comer:
- – Mucho más rápido de lo normal.
- – Hasta sentirse demasiado lleno.
- – Grandes cantidades de alimentos incluso cuando no se siente hambre.
- – Sentirse a disgusto con uno mismo, deprimido o muy avergonzado por la cantidad que se ingiere.
Los atracones se producen, al menos una vez a la semana durante tres meses. El atracón no se asocia con la presencia recurrente de un comportamiento compensatorio.
Trastorno evitativo/restrictivo de la ingesta alimentaria
Se caracteriza por una falta de interés en la comida o por la evitación a causa de:
- – Alguna de las propiedades sensoriales de la comida.
- – Una preocupación acerca de las consecuencias repulsivas de la acción de comer.
- – Miedo al atragantamiento.
Por lo anterior, se manifiesta una incapacidad persistente para satisfacer las necesidades nutricionales. Conlleva una pérdida significativa de peso o el no cumplir con el crecimiento esperado, deficiencias nutricionales, dependencia de los suplementos nutricionales e interferencia importante en el funcionamiento psicosocial. En este trastorno no está afectada la autopercepción y no hay una distorsión de la imagen corporal.
Dismorfia muscular o “vigorexia”
Es una alteración de la imagen corporal por la que el paciente presenta una preocupación excesiva hacia su cuerpo. Se busca obsesivamente aumentar la masa muscular a través de ejercicio, dietas desequilibradas e incluso consumo de diversas sustancias potencialmente nocivas sin control sanitario. Estos productos (esteroides anabolizantes, insulina, hormonas, suplementos alimentarios) son fácilmente adquiridos en gimnasios, webs y tiendas específicas, por lo que no hay control en su prescripción y administración.
Trastorno purgativo
Conductas purgativas recurrentes para influir en el peso o forma corporal (vómitos provocados, diuréticos, otros fármacos, laxantes, todo ello sin atracones). El autoconcepto está indebidamente influido por la forma corporal, el peso, hay un intenso temor a ganar peso o convertirse en obeso.
Otros síntomas de los TCAs
Cabe mencionar que los desórdenes alimenticios suelen ser más que la restricción de alimentos. También se pueden manifestar de las siguientes maneras:
- – Fatiga
- – Miedo a comer en público
- – Culpa/vergüenza
- – Sensación de pérdida de control
- – Pérdida de la menstruación
- – Dietas restrictivas
- – Aislamiento
- – Evitar ciertos grupos de alimentos
- – Irritabilidad
- – Pensamientos intrusivos y obsesivos
- – Miedo a aumentar de peso
- – Distorsión de la imagen corporal
- – Dificultad para dormir
- – Atracones
- – Preocupación con la comida
- – Ejercicio excesivo
- – Cambios de humor
- – Rituales de comida
- – Cambios significativos y visibles de peso
- – Purgas (vómito, laxantes, diuréticos)
- – Falla de órganos
- – Dificultad para concentrarse
Sin embargo, tener solo una parte de la tríada es razón suficiente para que cualquier niña o mujer que quiera mantenerse activa busque ayuda. Si tú te encuentras en una situación así, acércate con la persona que más confíes y busca ayuda profesional. Por lo general en estos casos se realiza una intervención multidisciplinaria en donde deben participar especialistas en medicina deportiva, nutrición y psicología.
Este artículo fue realizado con la colaboración de Susana Correa y Daniela Sevilla.
Psic. Susana Correa Alcantar
Daniela Sevilla García
Referencias:
Pablo A. López Cáceres. Trastornos de la Conducta Alimentaria 13 (2011) 1461-1480.
Ulloa, J. (2017, 3 febrero). LA TRIADA DE LA ATLETA FEMENINA. Dr. Jaime Ulloa.
Hilker, I. Flamarique, I. Cabellero, M. (2019). Trastornos de la Conducta Alimentaria.
Behar, R. Arancibia, M. (2014). Dsm- V y los trastornos de la conducta alimentaria.