Madrugar por un par de fotos de remo con Hugo Carpio
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Un fotógrafo sabe que la luz es lo más importante para crear diferentes emociones en el espectador. Ya sea luz natural o artificial, hay que saber con qué contamos en la locación donde haremos nuestras fotos. Una de las luces más bonitas son al amanecer y mucho mejor si se pude combinar esta increíble luz con una actividad como el remo. En este caso, tuve la oportunidad de tomar algunas fotos del entrenamiento del seleccionado nacional de remo Hugo Carpio.
El día de la sesión, me desvelé como hace mucho tiempo no lo hacía. Mi alarma sonó 4:30 a. m. y, después de un desayuno rápido y un baño para quitarme el sueño, salí de mi casa para llegar 6:30 a. m. a la pista de remo y canotaje Virgilio Uribe en Xochimilco al sur de la Ciudad de México. Afortunadamente, está a 30 minutos de mi casa y a esa hora creo que hice como 15 minutos. Aún bostezando, pero con muchas ganas de hacer fotos, me encontré a Hugo a la entrada de la pista.
Caminamos hacia el hangar donde guardan los botes y, mientras Hugo preparaba su bote, aproveché para hacer un par de retratos. La luz dentro del hangar era muy tenue, únicamente había un foco en la parte de atrás, pero —como comenté al principio y recordando las palabras de mi amigo y profesor de fotografía Luis Licona— hay que aprender a tomar fotos con la luz que tenemos en el lugar. Ahí es donde entra la creatividad y el ojo del fotógrafo. En este caso, ese tenue foco me ayudó a hacer una contraluz de Hugo y su bote, logrando una de mis fotos favoritas de esa sesión de fotos y ni siquiera habíamos puesto el bote en el agua.
Después de un par de tiros dentro del hangar, Hugo sacó su bote y nos encaminamos hacia un canal un poco apartado de la pista principal donde podíamos hacer un par de tiros. Aún con frío y con el cielo un poco nublado, saqué mi flash el cual llevaba en mano y un receptor de señal en la cámara para poder jugar con la posición del mismo en lugar de montarlo arriba de la cámara.
Comenzamos a hacer un par de fotos y, entre que encontraba la configuración correcta del flash y esperar que no se me cayera al agua jajajaja, logramos hacer algunas fotos en ese lugar de la pista. El cielo estaba aún obscuro y muy nublado, de esos días fríos al amanecer con un color azul grisáceo. Las fotos fueron saliendo tal cual las soñé un día anterior.
Casi siempre que tengo una sesión de fotos no puedo dormir la noche anterior por estar pensando qué fotos hacer, qué luz habrá, repasando y viendo análogos en internet para saber qué fotos son las que tengo que hacer “de cajón” para retratar un deporte. Aunque ya estando en el lugar todo cambia y uno se va encontrando tiros y momentos que no se pueden predecir por más que uno esté preparado. Por ejemplo, no esperaba encontrar tantas garzas acompañándonos a todo lo largo de la pista.
Algo que me había platicado Hugo del porqué de su gusto por este deporte fue justamente eso; la conexión con la naturaleza. Pero estando en la pista no imaginé que fuera a haber tanta fauna, nos encontramos algunos pelícanos, patos, garzas y muchas gaviotas que no paraban de volar y aterrizar a un costado de la pista como si fueran espectadores apoyando a su remero favorito.
Después de hacer algunas tomas en este canal de recuperación, Hugo pasó a la pista principal y yo me fui al kilómetro 800 donde podía ver a los demás botes que ya estaban en el agua y, por supuesto, a Hugo pasar en su bote a toda velocidad. Ahí hice las fotos “de cajón” que ya había estudiado la noche anterior y aproveché para hacer la técnica del “barrido”, aunque sí logré congelar la acción creo que pude haber bajado un poco más la velocidad para “barrer” un poco más el paisaje, pero me gustó la foto y la expresión de Hugo fue perfecta.
Quise esperar un poco más a que se despejara el cielo y poder tomar algunas fotos con más sol para poder cambiar los parámetros de la cámara, pero no sucedió. Después de un par de horas dejé a Hugo seguir su entrenamiento, me fui de la pista con mi cámara llena de recuerdos y una gran sonrisa por haber disfrutado de una gran sesión de fotos en compañía de un gran atleta de alto rendimiento.
Si para mí fue algo difícil despertarme solo un día tan temprano, ahora imagino lo que hacen estos deportistas de alto rendimiento; levantarse diario a la madrugada, llegar a la pista y entrenar con frío, calor o incluso con neblina en el agua. Para mí solo fue un día de desvelo. Mis respetos a Hugo y a todos los deportistas que dan todo por su deporte y disfrutan cada segundo, ¡fue una increíble mañana haciendo fotos de remo!
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