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Dolor de oído en buceo o apnea
Maniobra de Valsalva modificada
Al sumergirnos bajo el agua –ya sea para practicar buceo o apnea– debemos hacer un esfuerzo máximo para acondicionarnos. Por ser mamíferos no diseñados para nadar, tenemos que reunir cierto conocimiento previo y entrenar. Quizás no lo suponías, pero la lesión más común a la hora de bucear es el dolor de oído. Afortunadamente esto es totalmente evitable con las técnicas correctas y aquí te diremos cómo.
En nuestra vida diaria –y sin darnos cuenta– nos la pasamos ecualizando. Esto se da a la hora de tragar saliva y mantiene nuestros oídos compensados con la presión exterior. Al practicar buceo o apnea, añadimos la presión del agua y estos cambios se hacen más dramáticos. Naturalmente, esto ocasiona que tengamos que ecualizar a cada rato, a consciencia y seguramente más de lo que creíste que necesitarías.
Partes del oído
Por supuesto esto no es una clase de anatomía, pero sólo necesitamos saber que nuestro oído se divide en tres partes principales: oído externo, oído medio y oído interno. Cada parte puede tener sus padecimientos. Por ejemplo, el dolor de oídos que sienten los que practican natación se origina en el oído externo. Se trata de una infección causada por bacterias debido al agua almacenada en el oído. Por otro lado, el dolor de oídos al bucear tiene causas muy diferentes.
Dolor de oído en buceo o apnea
A diferencia de lo que algunos creen, los primeros cuatro metros de inmersión son donde el oído tiene más posibilidades de lastimarse. Al bucear –ya sea con tanque de oxígeno o de manera libre (apnea)– el tímpano se comprime debido a la presión que aumenta a mayor profundidad. Esto da lugar a un “barotrauma” o “barotitis media”, que es una lesión o dolor en el oído medio gracias a esta presión. En ocasiones puede llegar a reventarse el tímpano, ocasionando una lesión mucho más severa.
El barotrauma puede causar que fluidos o sangre se derramen en el oído medio de manera parcial o llenándolo por completo. Esto es muy peligroso pues puede ocasionar vértigo que incluye desorientación, náusea y vómito. Prácticamente es como estar muy ebrio bajo el agua y absolutamente nadie quiere eso. Puede ser letal.
Si presentas dolor al bucear, detente inmediatamente y no quieras descender más. Desde luego, si eres apneísta podrías estar a dos metros de alcanzar tu meta de profundidad, pero nada vale más que tu seguridad. Si en superficie persisten las molestias como la falta de audición, es momento de ir al médico.
Es muy importante que ya lesionado el oído, no te apliques gotas ni intentes ecualizar. Cuando vayas al otorrinolaringólogo será importante explicarle que estabas buceando, para evitar confusiones con otros problemas del oído como la otitis. Recuperarse de un barotrauma varía, puede ser algunos días o incluso meses. Aunque te mueras de ganas, bajo ningún concepto debes bucear si sigues con molestia en el oído.
Prevenir el dolor de oído
Todo lo anterior suena como un verdadero rollo, pero la buena noticia es que es fácil de evitar. Como bien dicen por ahí “más vale prevenir”: te va a ahorrar tiempo, esfuerzo y un buen sustote, probablemente. Evita a toda costa bucear si estás enfermo de las vías respiratorias, es decir, si están congestionadas de alguna manera.
Tampoco quieras tomarte medicinas que te quiten por un rato estos síntomas. Si estás enfermo no debes bucear, estés medicado o no. La clave para prevenir el dolor de oído en buceo o apnea está en ecualizar. La idea es que tu tímpano mantenga la misma presión que la que existe afuera y para esto hay varias maneras de lograrlo.
Métodos de ecualización
Maniobra de Valsalva estándar
Esta es la clásica técnica donde te tapas la nariz, cierras la boca y soplas hacia afuera. Esto nos lleva a mandar aire por las llamadas “Trompas de Eustaquio” que no son más que los tubitos que conectan los oídos con la nariz. De esta manera, nuestros tímpanos –que en ese momento estarán apachurrados por tanta presión– se podrán volver a inflar y el dolor se esfumará.
Como esta maniobra no implica mucho entrenamiento y es fácil de lograr, es muy popular entre buzos principiantes. Lo cierto es que también tiene sus desventajas. Si soplas muy fuerte también puedes lesionar tus oídos y ocasionar lo que tanto querías evitar; el famoso barotrauma.
Maniobra de Valsalva modificada
Se trata de la misma maniobra pero añadiéndole movimiento. Puedes mirar hacia arriba, ladear tu cabeza a la izquierda o derecha (da lo mismo) o mover tu mandíbula. Todo esto mientras tapas tus fosas nasales, cierras tu boca y exhalas a través de tus oídos. Estos movimientos ayudan a abrir tus Trompas de Eustaquio con mayor facilidad.
Maniobra Toynbee
Con tu mano, aprieta tu nariz y traga saliva. Así tus Trompas de Eustaquio se desbloquearán y permitirás que tus tímpanos se dejen de apachurrar.
Técnica Lowry
Las maniobras Valsava y Toynbee se combinan para crear esta técnica. Se necesita práctica para coordinar soplar con la nariz tapada y tragar saliva al mismo tiempo.
Maniobra Frenzel
En esta técnica tendrás que cerrar la parte posterior de tu garganta (como cuando haces esfuerzo por levantar algo pesado y tensas el abdomen). Presiona tu nariz y haz del sonido de la letra “K”. Así forzarás a tu lengua a mantenerse arriba, comprimiendo el aire hacia tus Trompas de Eustaquio.
Usando garganta y mandíbula
Tensa los músculos de tu paladar mientras mueves tu mandíbula hacia adelante y hacia abajo. Básicamente es un movimiento como si fueras a bostezar. Estos músculos abren tus Trompas de Eustaquio. Esta técnica en particular requiere mucha práctica.
Técnica Edmond
Combina la técnica anterior con la maniobra Valsava. Es decir, tensa tus músculos del paladar, mueve tu mandíbula hacia adelante y abajo y presiona tu nariz mientras soplas. Estas acciones deben ser simultáneas.
Consejos adicionales
Ya que conoces las técnicas de ecualización, te damos unos tips adicionales que te pueden servir mucho:
– Ecualiza con frecuencia: hazlo incluso antes de entrar al agua. Una vez que te sumerjas, hazlo muy seguido, una ecualización jamás será suficiente. Conforme vayas profundizando tendrás que hacerlo menos seguido.
– Mascar chicle antes de entrar al agua o durante inmersiones: estos movimientos de mandíbula abren nuestras Trompas de Eustaquio.
– Ya en el agua, es más fácil ecualizar de pie (pies en dirección hacia la profundidad).
– No ecualices en el ascenso, puedes lastimar tus oídos.
– Si tienes dolor en tus oídos, detente: perdón por la intensidad e insistencia, pero es muy importante que recuerdes esta indicación. Ninguna inmersión será más valiosa que tu salud y tu vida misma.
Ahora que tienes una introducción al mágico –y muy útil– mundo de la ecualización, ¡solo falta poner manos a la obra! ¿Conoces alguna otra técnica para ecualizar? ¿Cuál te ha servido más? Comparte tus experiencia con nuestra comunidad de aventureros en la sección de comentarios.
Si ya has buceado con tanque anteriormente pero te interesa aprender más sobre el buceo libre o apnea, te recomendamos mucho esta entrada a manera de introducción, esperando que te motives a practicarla.
Para certificarte en apnea, te recomendamos estas opciones. Si más bien andas buscando dónde practicar apnea, no te puedes perder estos cenotes de Quintana Roo. ¡Ten una feliz y segura inmersión!
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