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¿Cómo lidiar con una derrota deportiva?: Psic. Andrea Pinzón

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La psicóloga Andrea Pinzón, cuenta con una maestría en psicología del deporte, donde tiene tres años de experiencia y se especializa en deportes como gimnasia, taekwondo y halterofilia. Aunado a esto, es docente en el Centro de Investigación y Ciencias Especializadas en el Deporte. Aquí nos cuenta algunos secretos para lidiar con el hecho de perder en el deporte.

Sobre Andrea Pinzón

Es Maestra en Psicología del Deporte por parte de la Universidad Autónoma de Nuevo León y Licenciada en Psicología por parte de la Universidad Veracruzana. Entrenadora de gimnasia artística, fue integrante de la Selección Mexicana de Gimnasia en trampolín y Selección Estatal de Halterofilia en el estado de Veracruz. Actualmente se desempeña como consultora independiente y docente en el Centro de Investigación y Ciencias Especializadas en el Deporte (CICED) y en la Universidad CDEFIS. También, cuenta con su propio club de levantamiento olímpico Lotus en Boca del Río, Veracruz.

Cortesía: Psic. Andrea Pinzón

¿Cuáles son las reacciones emocionales más comunes que los atletas experimentan después de una derrota? 

Después de una derrota, los atletas suelen interpretar este suceso como una forma de fracaso, aún cuando no es así precisamente. El no lograr el resultado deseado, es un medio a través del cual los deportistas pueden construirse a sí mismos y fortalecer aquello que pudo ser la razón de dicha derrota. A través de tal interpretación, las emociones que viven los deportistas no son una consecuencia de la situación como tal, sino de la interpretación que se hace de la misma, en donde las emociones más comunes suelen ser la frustración, ira, culpa, arrepentimiento, sensación de insuficiencia, tristeza, enojo, decepción, sensación de amenaza, vergüenza, inseguridad e incluso celos del contrincante o quien obtuvo el resultado que él o ella deseaba.

¿Qué estrategias recomiendas para manejar la frustración y la decepción que vienen con la derrota? 

Si bien no hay una pastilla mágica que funcione para todos, previo a la competencia o torneo recomendaría plantear objetivos independientes al resultado, es decir, que dependan 100% del atleta (mantenerme enfocado en mi técnica, escuchar las indicaciones del coach, disfrutar lo que hago, vivir el momento presente, hablarme de forma positiva) posterior a la competencia y no habiendo logrado el resultado deseado, el aceptar la situación es pieza clave para poder lidiar con tales emociones, aceptar el cómo sucedieron las cosas, reconocer lo que sí se hizo bien durante la competencia y que no hay manera de regresar el tiempo para que las cosas sucedan diferente, aceptar la situación para poder dejar ir el pasado y trabajar con el presente.

Validar las emociones y aceptarlas como se presenten, sin juzgarse a sí mismo por sentirse triste, enojado, decepcionado, etcétera, sino permitirse atravesar por esa incomodidad sabiendo que forma parte del proceso para volver a intentarlo más adelante, saber que el dolor de esa derrota puede funcionar como combustible más adelante, pero en ese momento simplemente toca lidiar con el malestar. También sugiero hacer un recuento de los pequeños logros o lo que sí se hizo, considerar que el rendimiento que se tuvo fue para el que se entrenó y que si los resultados deseados no se lograron no fue por falta de trabajo o actitud del deportista. Reconocer los errores o áreas de oportunidad y cuestionarse qué puede hacerse mejor la próxima vez que se presente una situación similar.

¿Cómo pueden los atletas aprender a ver las derrotas como oportunidades de crecimiento y aprendizaje?

Hay tres preguntas que me gusta hacer a los deportistas después de cada competencia: 

  1. ¿Qué hice bien? Para repetirlo a la siguiente competencia. 
  2. ¿Qué hice mal? Para reconocer los errores y áreas de oportunidad. 
  3. En una situación parecida, ¿qué podría hacer mejor? Para que en caso de volver a presentarse las condiciones que lo llevaron a perder, pueda llegar con una estrategia previamente planeada.

Y para responder a la pregunta en específico agregaría una cuarta: ¿Cómo me puedo construir a partir de este suceso? Lo cual le permite al deportista percibir la derrota como un impulso hacia lo que vendrá más adelante.

Cortesía: Psic. Andrea Pinzón

¿Qué papel juegan los entrenadores y los compañeros de equipo en el proceso de recuperación después de una derrota?

Son pieza clave, la interpretación que hacen los deportistas de las derrotas es en gran parte producto de lo que se le ha dicho al respecto, es decir lo que ha escuchado de sus entrenadores, padres y compañeros de equipo.

Los entrenadores y compañeros de equipo son, en la mayoría de casos, las personas con quienes más convive el deportista en su día a día, por lo que saber que encuentra en ellos una red de apoyo es fundamental para recuperarse tras una derrota. A veces son los mismos compañeros los primeros en juzgar o burlarse cuando alguno de los miembros comete un error o no logra el objetivo que buscaba y esto lejos de ayudar, fomenta que se haga una interpretación fatalista de lo que es la derrota y ahora además de lidiar con el dolor del resultado, se agrega la carga de lidiar con los comentarios o burlas de los compañeros, lo cual además contrasta con lo que es un equipo deportivo. 

¿Cuál es la importancia de la resiliencia en el deporte y cómo se puede desarrollar?

La resiliencia es de las habilidades más importantes dentro del deporte, no sólo a nivel competitivo o cuando se presenta alguna derrota, sino en el día a día. Los deportistas constantemente se someten a retos como el aprendizaje de nuevas habilidades o el buscar superar sus marcas, por lo que la frustración y la adversidad siempre están presentes, ya que no siempre se logra aquello por lo que el deportista trabaja todos los días. Así que trabajar la resiliencia debe ser parte del entrenamiento psicológico de todo deportista, independientemente del nivel en que se encuentre, ya que termina siendo una de las habilidades imprescindibles en la vida y que el deporte nos permite poner en práctica desde edades tempranas. 

Se puede trabajar planteando posibles escenarios que se presenten en competencias o entrenamientos y, desde una perspectiva alejada, es decir, no estando en dicho escenario, considerar las diferentes formas de afrontarlo, dándose la oportunidad de pensarlo “con la cabeza fría” y no con la emoción que surge en el momento en que pudiera suceder dicho escenario.  

¿Cómo pueden los atletas equilibrar el deseo de ganar con la aceptación de que la derrota es parte del deporte?

Es parte de un entrenamiento psicológico constante. Vivimos en una cultura que engrandece los logros y subestima el esfuerzo, por lo que poder equilibrar estas dos variables requiere un trabajo constante. No está mal desear ganar, el problema es cuando ese deseo nubla el enfoque que se debe mantener en el proceso que, de seguirse, aumenta la probabilidad de ganar. Retomaría el plantearse objetivos que no tengan que ver únicamente con el resultado: enfocarse en respetar la técnica, el proceso, mantenerse presente en lo que se está haciendo, sabiendo que si se cumplen estos pasos aumentan las posibilidades de ganar, sin embargo siempre habrá otros factores en juego, pero mientras el deportista se haya enfocado en estos objetivos y no únicamente en el resultado final, en caso de no lograrse, al menos puede quedarse con la satisfacción de que él hizo todo lo que le correspondía, y si no se logró fue por otras razones ajenas a él. 

¿Cuáles son los errores comunes que los atletas cometen al lidiar con la derrota y cómo se pueden evitar?

Adoptar una visión fatalista, creer que es el fin de todo y que todos a su alrededor lo están juzgando del mismo modo como se está juzgando a sí mismo, invalidar o negar lo que sí se hizo bien durante la competencia únicamente porque el resultado no se logró.

Yo sugeriría recordar cómo eran antes de comenzar con todo el proceso de preparación, reconocer que aunque el resultado final no se logró, a lo largo del camino se fueron dando muchos más resultados que quizás ni siquiera se tenían contemplados, que el crecimiento que se tuvo a lo largo de su preparación también es un logro y que de no ser por todo ese proceso, nunca hubieran conocido esa versión de sí mismos, recordar cuáles eran los objetivos al inicio y reconocer aquello que sí se logró, aunque el resultado (el primer lugar, alguna clasificación, etc.) no se haya obtenido.

El cuestionarse “¿Qué aprendí durante todo este proceso?” puede ser un punto de partida para reconsiderar que hay cosas tan importantes como el resultado, pero que muchas veces pasamos por alto, sin embargo, son esos detalles los que nos van formando como deportistas y los aprendizajes que se quedarán con nosotros, independientemente de los logros obtenidos.

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